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Tratamientos para la piel seca alípica

La piel seca alípica, también conocida como xerosis, se refiere a una condición en la que la piel se vuelve excesivamente seca, perdiendo su hidratación y volviéndose áspera y escamosa.

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Qué es la piel seca alípica

Es una condición dermatológica caracterizada por la deficiencia de lípidos en la capa superficial de la piel, lo que provoca una pérdida de agua. Esto ocasiona aspereza, tirantez, opacidad y descamación, afectando la elasticidad de la piel y favoreciendo la aparición de arrugas.

Uno de los principales factores es la disminución en la producción de grasa por las glándulas sebáceas de la dermis. Estas glándulas secretan lípidos como triglicéridos y ácidos grasos, formando una capa protectora que evita la pérdida de agua. Cuando esta producción disminuye, la capacidad de retención hídrica también se reduce, provocando deshidratación y descamación.

Además, los factores ambientales juegan un papel importante. La exposición a condiciones climáticas adversas como el frío extremo y el viento deshidratan la piel y agravan la condición. La baja humedad ambiental, especialmente en espacios con calefacción central, también contribuye a la sequía. Igualmente, los baños frecuentes con agua caliente y el uso de cosméticos agresivos alteran el equilibrio del pH dérmico y eliminan las grasas naturales, lo que empeora el problema.

Para cuidar este tipo de piel, es fundamental adoptar una rutina de cuidado de la piel adecuada. El uso de un limpiador suave, seguido de un tónico sin alcohol con una formulación adaptada a pieles sensibles, ayuda a mantener la barrera dérmica y preservar su hidratación. Estos productos deben estar diseñados para reforzar los lípidos naturales y proteger la piel frente a agresores externos.

La edad también es un factor relevante. Con el envejecimiento, la producción de adiposidad en la dermis disminuye gradualmente, aumentando la propensión de los adultos mayores a sufrir sequedad. Asimismo, ciertas enfermedades dermatológicas como la dermatitis atópica y la psoriasis afectan la función barrera, reducen la producción de adiposidad natural y requieren cuidados específicos en la rutina diaria.

Piel seca alípica y sus características

Los síntomas se manifiestan principalmente en la apariencia y textura. La dermis  afectada tiende a sentirse tensa, rugosa, opaca o sin brillo, y exhibir una descamación fina en diferentes áreas como las piernas, los brazos, el rostro y los labios. En algunos casos, aparece prurito o picor, lo que lleva a rascarse y resultar en lesiones secundarias y molestias adicionales.

  • Descamación : Este síntoma es resultado de la deficiencia de lípidos protectores, lo que compromete la función de barrera y provoca una exfoliación excesiva de las células superficiales.
  • Aspereza : La falta de aceites esenciales, como los ácidos adiposos, reducen la capacidad de retención de humedad de la piel, lo que ocasiona sequedad y una superficie irregular.
  • Picor : La pérdida de humedad hace que la dermis se vuelva más reactiva a factores ambientales, como el clima seco. El picor puede persistir y desencadenar el acto de rascado.

Tratamientos para pieles alípicas

Cuando se trata de cuidar la piel del rostro con tendencia seca, es importante seguir un protocolo específico para mantener la nutrición, proteger las funciones barrera de la piel y promover su salud a largo plazo. Esta piel, que suele presentar una disposición natural a la deshidratación, requiere cuidados suaves y constantes para prevenir la descamación, el rojecimiento y la sensación tirante.

  • Limpieza suave con productos sin jabón. Opte por productos de limpieza suaves, sin fragancia y sin agentes irritantes que respeten la integridad de la piel. Es fundamental evitar tratamientos químicos agresivos o jabones que eliminan los aceites esenciales, ya que pueden alterar las funciones protectoras de la piel y empeorar su condición. Lava el rostro con agua tibia, nunca caliente, y seca con una toalla a toques suaves, sin frotar.
  • Hidratación intensa del rostro. La piel muy seca necesita una nutrición profunda y constante. Utilice una crema hidratante rica en ingredientes humectantes y emolientes, como el ácido hialurónico, la glicerina o las ceramidas. Estos componentes no solo ayudan a retener la humedad, sino que también fortalecen la barrera dérmica y mejoran la resistencia de la piel frente a agresores externos.
  • Protección solar SPF50. Aunque la dermis seca es más sensible a la radiación solar, es imprescindible usar un protector solar de amplio espectro todos los días. Elige fórmulas con FPS 50 que sean adecuadas para pieles sensibles y que no contengan alcohol ni perfumes. Aplique generosamente sobre el rostro antes de la exposición solar y reaplica cada dos horas para mantener una protección efectiva.

 

Este enfoque ayuda no solo a nutrir, sino también a preservar las barreras funcionales de la piel, protegiéndola del daño ambiental y previniendo la pérdida excesiva de agua. La constancia en estos cuidados es clave para mejorar la calidad y el confort de la dermis  seca alípica.

Las características específicas de cada tipo de dermis contribuyen a su nivel de absorción. Por ejemplo, las personas con piel alípica tienen dificultades para retener humedad, ya que carecen de sebo en su totalidad , lo que afecta la capacidad de la piel para mantener su pH natural y protegerse de las agresiones externas. Además, factores como el ambiente y las temperaturas extremas también favorecen la deshidratación . Por ello, es fundamental establecer una rutina facial adecuada que incluya productos diseñados para este tipo de dermis. Un paso clave es limpiar la piel con suavidad, evitando productos agresivos que alteren aún más su equilibrio y resequen la superficie cutánea.

Las características específicas de cada tipo de dermis contribuyen a su nivel de absorción. Por ejemplo, las personas con piel alípica tienen dificultades para retener la humedad. El ambiente y las temperaturas extremas, también contribuyen a la desecación.

Exhibe una falta de sebo que crea una sensación de tirantez y enrojecimiento en el rostro. Quienes la poseen sienten su piel áspera, poco elástica y carente de humedad y grasas protectoras, esenciales para mantener la barrera cutánea equilibrada. Como resultado, este tipo de dermis tiende a mostrar signos de envejecimiento más rápidamente que otros tipos de dermis, reflejando líneas de expresión, arrugas y pérdida de firmeza de forma prematura.

Mantenga una buena rutina de cuidado de la piel que incluya la absorción regular con productos adecuados. Beber suficiente agua, huye de los ambientes extremadamente áridos y no hagas duchas largas.

Opta por maquillaje con ingredientes que aporten humedad y productos con acabado luminoso que reviertan la apariencia opaca.

Mientras algunas causas, como cada piel con el que se nace, no pueden evitarse, hay factores que sí pueden ser controlados. Esto incluye mantenerse hidratado, reducir la exposición a aires secos y temperaturas extremas y limitar el uso de productos agresivos para la piel.

Una piel deshidratada suele mostrar una sensación de tensión, especialmente después de la limpieza. También puede aparecer un aspecto escamoso o agrietado. Si notas alguno de estos síntomas, es probable que tu dermis esté seca.

Sí. Esto se conoce como piel mixta. Para este tipo de dermis, es útil utilizar cosméticos concretos en cada zona para equilibrar las necesidades de absorción. Por ejemplo, aplicar una crema más rica en las áreas secas y un producto más ligero en las partes adiposas.

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